Cuando tomamos conocimiento esa mañana del 2 de abril del año 1982 (hace ya 26 años), de que las Islas Malvinas habían sido recuperadas, sentimos una gran emoción iluminada por el exitismo típicamente argentino.
Comenzamos a acompañar la Gesta de Malvinas con ilusión, alegría, con la esperanza infundida por los comunicados oficiales. Pero de a poco, gradualmente, fuimos despojándonos de ellos, para enfrentarnos a la congoja, la tristeza, la nostalgia por los seres queridos o conocidos, la impotencia que comenzó a surgir en nuestros corazones argentinos, ante las informaciones reales que comenzaban a golpearnos una y otra vez, haciendo que muy a pesar nuestro, comenzáramos a intuir el final.
Muchos años han pasado y Argentina continúa reclamando su legítima soberanía sobre las Islas Malvinas, soberanía con sustento geográfico e histórico indiscutible. Pero Gran Bretaña sigue ejerciendo su poderío en ellas.
En este conflicto, los soldados ingleses hicieron lo único que sabían hacer, aquello para lo que se habían preparado durante años. Nuestros soldados, hicieron lo que podían, aquello para lo que no fueron ni preparados, ni dotados del equipo ni del armamento adecuado que les permitiera emprender tamaña odisea.
Pero ellos, NUESTROS JÓVENES, lo hicieron entregando el bien más preciado de un hombre, su propia vida, en un arrojado acto de honor, demostrando cumplir cabalmente con el sagrado juramento de defender a la patria.
Nuestra escuela quiere rendir su homenaje a quienes cayeron en el campo de batalla, a quienes no pudieron superar el olvido, el abandono y el desentendimiento, imperdonables, de la sociedad que los condujo a quitarse la vida y nuestra respetuosa ofrenda a los que lucharon y continúan con nosotros.
Comenzamos a acompañar la Gesta de Malvinas con ilusión, alegría, con la esperanza infundida por los comunicados oficiales. Pero de a poco, gradualmente, fuimos despojándonos de ellos, para enfrentarnos a la congoja, la tristeza, la nostalgia por los seres queridos o conocidos, la impotencia que comenzó a surgir en nuestros corazones argentinos, ante las informaciones reales que comenzaban a golpearnos una y otra vez, haciendo que muy a pesar nuestro, comenzáramos a intuir el final.
Muchos años han pasado y Argentina continúa reclamando su legítima soberanía sobre las Islas Malvinas, soberanía con sustento geográfico e histórico indiscutible. Pero Gran Bretaña sigue ejerciendo su poderío en ellas.
En este conflicto, los soldados ingleses hicieron lo único que sabían hacer, aquello para lo que se habían preparado durante años. Nuestros soldados, hicieron lo que podían, aquello para lo que no fueron ni preparados, ni dotados del equipo ni del armamento adecuado que les permitiera emprender tamaña odisea.
Pero ellos, NUESTROS JÓVENES, lo hicieron entregando el bien más preciado de un hombre, su propia vida, en un arrojado acto de honor, demostrando cumplir cabalmente con el sagrado juramento de defender a la patria.
Nuestra escuela quiere rendir su homenaje a quienes cayeron en el campo de batalla, a quienes no pudieron superar el olvido, el abandono y el desentendimiento, imperdonables, de la sociedad que los condujo a quitarse la vida y nuestra respetuosa ofrenda a los que lucharon y continúan con nosotros.
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